miércoles, 5 de septiembre de 2012

RESPONDIENDO COMENTARIOS


En una de las entradas en este blogger, “Catequesis Mistagógica II” recibí este comentario. Estimado Padre...! Me gustaría que nos explique a cerca de ¿Por qué los acólitos llevan dos cirios y se ponen a la par del ambón durante la lectura del evangelio? ¿Que significado tiene cuando el sacerdote, o diacono signa el evangelio y por qué lo besa? ¿Por qué todos nos signamos con la señal de la cruz, antes de la lectura del evangelio? ¿Por qué respondemos "Gloria a ti Señor" antes de la lectura y después del evangelio respondemos "Gloria, a ti Señor Jesús"? Me gustaría que nos explique la distinción de dichas respuestas…

Pido disculpas por la tardanza de la respuesta, pero quiero ser claro y sincero, tuve que pedir ayuda para responder, y agradezco sus comentarios porque solo así se aprenderá sobre los misterios que celebramos.

¿Por qué los acólitos llevan dos cirios y se ponen a la par del ambón durante la lectura del evangelio?

En las misas solemnes, cuando interviene el cuerpo de acólitos, dos ciriales se colocan a los lados del ambón, durante la proclamación del Evangelio.

La costumbre de los dos cirios, proviene también de la procesión en que se acompañaba al Emperador o a algún personaje importante con todos los honores, lo que luego se aplicó al Santo Padre. Más tarde, se dejaron los cirios para alumbrar el altar, porque el altar es Cristo.

Hermosísimas son las palabras de Romano Guardini evocando el sentido espiritual del cirio: “Helo aquí sobre el candelero. Amplio y seguro se sienta su pie sobre el altar; el tronco se yergue robusto, macizo. El cirio estrechado en su vaina de bronce y sostenido en el disco colocado de plano se lanza hacia lo alto. Poco a poco su figura parece que rejuveneciera. Modelado con exquisita delicadeza, es no obstante macizo. Helo ahí siempre recto en el espacio, esbelto, en su pureza intacta: sin renunciar a sus colores de tonos pálidos. Por su inmaculada blancura y su forma esbelta, el cirio se distingue de todas las cosas que lo rodean. En lo más alto se cierne la llama. Y en ella el cirio transforma su carne purísima en luz cálida y luminosa. ¿No es verdad que su vista evoca en tu espíritu una idea de nobleza? ¡Mira!... Cómo se mantiene inmóvil, arrogantemente en su sitio sin titubear, todo purísimo. Todo en él nos dice: ¡Estoy dispuesto, estoy alerta!". Y el cirio está, día y noche, allí donde debe estar: ante Dios. Nada de cuanto compone su ser escapa a su misión; nada frustra su fin: el cirio se entrega sin reserva. Está para eso: para consumirse. Y se consume cumpliendo su destino de ser luz y calor. "Pero, ¿qué sabe de todo eso el cirio -me dirás- si no tiene alma...? Es verdad. Entonces tú debes darle una. ¡Haz del cirio el símbolo de tu propia alma!” (de Los signos sagrados).


¿Qué significado tiene cuando el sacerdote, o diacono signa el evangelio y por qué lo besa?

El sacerdote o el diácono signa el evangelio antes de proclamarlo  indicando que la lectura que será proclamada es ipsisima Verba Iesu, es decir, la misma Palabra de Jesús.
Uno de los gestos más aceptados y que, por tanto, se está utilizando con naturalidad en la sociedad actual, es el beso. También en la liturgia se besan las personas y los objetos sagrados. A aquéllas, como gesto de lo que quieren comunicar eficazmente. Respecto al beso de los objetos, sólo es el altar y el libro de los Evangelios los que más reciben este aprecio, como símbolo de veneración, según explica la (IGMR 232). 

El beso al altar es antiquísimo y se remonta al s. IV. Con este gesto se quiere expresar el aprecio que se tiene a la “mesa del Señor”, sobre la que se va a realizar la Eucaristía. Se besa el altar dos veces: al comienzo de la celebración, y  al finalizarla.

El beso del Evangelio lo besa al final quien lo proclama, como un gesto más, insertado en una serie de acciones simbólicas en torno al mismo. Besar el Evangelio es un gesto de fe en la presencia de Cristo, que se nos comunica como Palabra verdadera y que se prolonga, por la asamblea, con la aclamación a la misma Palabra proclamada. Al besar expresa veneración y amor a Cristo presente en el evangelio. Al hacerlo el sacerdote dice en voz baja: “Por las palabras del santo evangelio sean perdonados nuestros pecados”. Esta frase expresa el deseo de que la palabra evangélica ejerza su fuerza salvadora.

El sacerdote inicia la lectura diciendo “Lectura del Santo Evangelio según...”), a lo que el pueblo responde diciendo “Gloria a Ti, Señor” y haciendo la señal de la cruz en la frente, labios y pecho. Al final se aclama “Gloria a Ti, Señor Jesús”. La proclamación del Evangelio constituye la culminación de la Liturgia de la Palabra. 

La misma Liturgia enseña que se le debe tributar suma veneración, ya que la distingue por encima de las otras lecturas con especiales muestras de honor, sea por razón del ministro encargado de anunciarlo y por la bendición u oración con que se dispone a hacerlo, inclusive empleando incienso en los días solemnes, acompañado de los acólitos portando cirios a los costados del ambón, sea por parte de los fieles, que con sus aclamaciones reconocen y profesan la presencia de Cristo que les habla, y escuchan la lectura puestos en pie; sea, finalmente, por las mismas muestras de veneración que se tributan al Evangeliario.

¿Por qué todos nos signamos con la señal de la cruz, antes de la lectura del evangelio?

Hacemos tres cruces para significar:
En la frente: para abrir la mente, para entender el evangelio.
En la boca: para anunciar el evangelio.
En el corazón: para aceptarlo y hacerlo vida.


Sigo esperando sus comentarios apreciables lectores.

2 comentarios:

  1. Aun no se explica por que al final del evangelio se le añade Jesus al gloria a ti Señor

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  2. Siempre he pensado que es como reconociendo que Jesus es el Señor

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